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jueves, 5 de junio de 2014

Las Recomendaciones de Andrés Botero: El quinto poder (USA, 2013, Bill Condon)

 
 
 
 
Vi “the fifth Estate” (“El quinto poder”, USA, 2013), dirigida por Bill Condon (un director polifacético: Chicago, Kinsey, Dreamgirls, Crepúsculo (¡), etc.), con un guión de Josh Singer. Está protagonizada por Benedict Cumberbatch (quien ha...ce –muy bien- de Assange) y por Daniel Brühl (de gran reconocimiento en el cine independiente, quien hace de Daniel, cogestor de Wikileaks). El filme tiene dos tramas, por así decirlo. Una superficial: la historia de WikiLeaks. La otra: el poder de los medios de comunicación y los dilemas morales que ello trae. Observo que ambos discursos se sobreponen y seguro por efectos de mercadeo se dio mayor valor a lo primero, pero hay más valor analítico en lo segundo. Pero antes de entrar en temas profundos, la película está bien narrada y los elementos estéticos son muy buenos. Claro está que se ven colapsados ante la intensidad de la trama, máxime cuando el espectador quiere ir más allá de una “historia” de cómo surgió Wikileaks. La película plantea, de fondo, la importancia del acceso a la información para la democracia y deja abierto el dilema de los límites que debe haber justo en esta apertura informativa. Tristemente, si el espectador no hace consciente estos asuntos, puede dejarlos pasar por alto. La película no quiso obligar al espectador a llegar a este punto. Assange proponía un límite: todo transparente para las organizaciones y toda privacidad para los individuos. Es un buen principio, pero ¿qué pasaría cuando la transparencia en las organizaciones pondría en riesgo la privacidad de ciertos individuos (en este caso de los espías gringos)? ¿Hasta dónde tienen derecho los organismos políticos al “secreto”, máxime cuando con esta palabra se han ocultado crímenes contra la humanidad? Al finalizar, estas últimas preguntas (sumado al cuestionado rol de Daniel en WikiLeaks) terminan por separar a los dos amigos y gestores de dicha organización y allí surge el quid del drama que se presenta en la película. Esta, pues, no debe ser un película para conocer una versión de una historia que cambió el destino del mundo; sino más bien para reflexionar sobre los peligros que hay en cada extremo: es tan peligroso, creo yo, permitir que los Estados escondan información (pues esconderán así su propia basura traicionando el principio básico de la democracia: publicidad), pero también es peligroso la divulgación sin más de toda la información que llegue a manos de un periodista puesto que hay seres humanos detrás que podrían verse expuestos más allá de lo permitido. Sin embargo, también hay que decir que la película ofrece una mirada algo “angelical” de los servicios secretos y diplomáticos estadounidenses. En fin, la recomiendo para un muy buen debate o ciclo de cine-jurídico-político.





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