Esta es una sección de la página "La Cultura jurídica" si quieres ir a la página principal: clica aquí.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Tintán y el Derecho




A 40 años de su muerte, Tintán es considerado uno (sino es que el mejor) cómico mexicano. Con su inigualable estilo al hablar que primero hacía reminiscencia al "pocho" o chicano de los pachucos, a los que escuchó en su querida Ciudad Juárez donde comenzó su carrera como locutor de la XEJ en 1943, luego adoptaría el estilo de barrio de la Ciudad de México donde grabó la mayoría de sus películas.

El apodo lo adoptó de un programa radiofónico que tenía en Ciudad Juárez llamado "Tintin Larará" donde imitaba voces de músicos de su época como Agustín Lara, auqneu participaba en muchos otros programas de la emisora. A raíz de una invitación del ecuatoriano Paco Miller, comenzó una gira por la República, con dicha compañía viajaba Marcelo Chávez que se conviritó en su comparsa o patiño; para entonces alternaba nombres como Topillo tapas, el Pachuco Topillo y La Chiva.
 
En el mismo 1943 llegó a Ciudad de México donde comenzó a grabar un programa en la XEW "Bocadillos de Buen Humor" también actuaba en el Patio y en el Follies, cabarets que lo vieron nacer como estrella, en el mismo año grabó su primera película "Hotel de Verano" y un año después aparece en una película norteamericana "Song of Mexico" (Fitzpatrick). En total son 99 largometrajes, la gran mayoría de Gilberto Martínez Solares.
 
En gran parte de su filmografía el personaje de Germán Valdez tiene que lidiar con la policía, en tres de sus largometrajes él mismo es policía o lo fue.
 
De las más destacadas películas y que tienen que ver con el derecho están:
 
- El hijo desobediente (Humberto Gómez Landero, 1945) Tintán termina en una Delegación de la Policía argumentando su inocencia.
- Hay muertos que no hacen ruido (Humberto Gómez Landero, 1946) a raíz de un crimen Tintán es detenido e interrogado.
- Calabacitas tiernas (Gilberto Martínez Solares, 1948) Tintán es encarcelado.
- No me defiendas compadre (Gilberto Martínez Solares, 1949) Acusado de robo Tintán acude con su carnal Marcelo quien es abogado para que lo defienda, en realidad lo enreda todo y termina siendo el abogado el encarcelado.
- El rey del barrio ( Gilberto Martínez Solares, 1949) Tal vez la mejor película de Tintán, donde es un ladrón estilo Robin Hood que no roba a nadie pero quiere ayudar a todo mundo.
- El revoltoso (Gilberto Martínez Solares, 1951) Termina involucrado en un proceso y es encarcelado
- Dios los cría (Gilberto Martínez Solares, 1953) Tintán es expolicía y se enfrenta a un abogado corrupto de apellido Trinquete.
- El que con niños se acuesta (Rogelio A. González, 1957) se ve involucrado en un juicio.
- El vizconde de Montecristo (Gilberto Martínez Solares, 1954) es la adptación de Dumas pero se trata de un hombre inculpado que es inocente y cobra venganza.
 
Otras películas con temas jurídicos: La Isla de las Mujeres (un gobierno de mujeres, ojo es parodia), Me traes de un ala (es encarcelado), Reportaje (comparece a un ministerio público porque Marcelo le plagia sus canciones), Rebelde sin casa, Tres lecciones de amor, Refifí entre las mujeres, Los líos de Barba azul.
 
Tintán pretendía hacer una última película en 1969 que se titularía "Las Naciones Unidas, tintorería" él sería el productor pero la Dirección de Cinematografía la censuró ¿quñe hubiera dicho Germán en este largometraje? tal vez algún día podamos escribir sobre ello.  

lunes, 14 de octubre de 2013

El cine de zombies y el derecho



 


Diversos filósofos han asegurado que en todo el cine encontraremos cuestiones éticas subyacentes y no parece exagerado si pensamos que en el cine la cuestión humana es siempre un recurrente, tal vez porque es hecho por seres humanos, y aun si se dejara tal tarea a una computadora el resultado sería el mismo porque dicha computadora estaría programada a partir de las expectativas de un programador humano, así, el cine incluso el que destierra lo humano a propósito, es visto por humanos quienes sacamos conclusiones de lo que observamos. El cine de ciencia ficción y el cine de horror juegan muy bien con la dialéctica humano-no humano, es la ruptura de las leyes de la física, pero también de las reglas sociales, las que nos permiten hacer hipótesis acerca de fenómenos límite. El cine de zombies es un ejemplo interesante porque habla de una situación en la que humanos-no humanos atacan a humanos para deshumanizarlos, los humanos deben hacer frente a situaciones de inminente depredación acabando con la plaga, es decir, aniquilando a estos seres, esto supone por un lado organizaciones dentro de Estados de sitio y tomas de decisiones inmediatas como por ejemplo matar a un ser querido o cercano, aunque en la hipótesis zombie, no sería propiamente la persona en cuestión y así ha sido desde White Zombie (La legión de los hombres sin alma, 1932) hasta Guerra Mundial Z (Marc Foster, 2013), sin embargo, el último cine de zombies ha manifestado que tal vez esas acciones tan inmediatas no sean tan correctas, por ejemplo en La huésped (Stepheni Meyer, 2013), Mi novio es un zombie (Jonathan Levine, 2013) y en la película mexicana Halley (Sebastian Hofmann, 2013), los zombies siguen siendo humanos y el planteamiento es lograr la empatía del espectador con estos personajes. La vehemencia por aniquilar lo extraño nos ha llevado a replantear tópicos cinematográficos tan estereotipados como los zombies, ¿no podría ser que hagamos lo mismo con sujetos empíricos de carne y hueso en nuestras sociedades a los cuales hemos invisibilizado como los indígenas, lo migrantes o las propias mujeres?
 
PS Por cierto en la película Soy leyenda (Francis Lawrence, 2007) el zombie que hace frente al protagonista muestra una serie de sentimientos todavía humanos aunque alterados pero al menos es capaz de razonar e incluso de enamorarse, pues su odio se debe a que le han matada a su pareja sentimental.

jueves, 25 de julio de 2013

EL LLANERO SOLITARIO: UN ABOGADO CON ESPÍRITU DE ESTUDIANTE DE DERECHO



Por Natalia Mendoza Servín
 
 
En el año 2013 se estrenó en México la película del Llanero Solitario, dirigida por Gore Verbinski, basado en el Llanero Solitario (The Lone Ranger) de George W. Trendle y Fran Striker.
A diferencia de la mayoría de las películas en las cuales, los personajes que representan algo de la vida del abogado o del quehacer judicial son seres corruptos y despreciables por el resto de las personas que se desenvuelven dentro de la trama. El protagonista John Reid (El Llanero solitario) es un abogado diferente, puesto que frente a toda adversidad que implica hacer justicia (en el caso de la película, justicia por su propia mano), la voluntad de John se tuerce a favor de lo que la ley ordena.
A pesar que su compañero de equipo, el nativo Toro, le hace ver que la justicia que aprendió en sus aulas de clase no existe, John se niega a matar o torturar a sus enemigos y considera que lo correcto es llevarlos ante los fiscales, quienes se encargarán de juzgarlos conforme lo que las leyes dispongan.
Sin embargo, los hechos le hacen ver la realidad: las personas que tienen el poder en los pueblos y los delincuentes, son acérrimos aliados, que incluso intentan poner fin a la vida de John, quien, finalmente, admite con nostalgia que Toro tenía razón y, que la justicia por la que siempre luchó no existe.
Las películas que muestran al abogado como corrupto, reflejan lo que la sociedad piensa de este gremio profesional, y que, hasta cierto punto, tiene su grado de verdad. Sin embargo, el Llanero Solitario representa la ingenuidad con la que muchos deciden estudiar derecho.
Recuerdo mi primer día en la facultad de leyes. Un profesor nos preguntó: ¿Por qué decidieron estudiar derecho? Varias de las respuestas de los entusiasmados estudiantes de primer semestre tenían un sentido de compromiso frente a la sociedad relacionado con la sed de justicia.
Con el paso de los semestres, y sobre todo, al final de la licenciatura, la pregunta hecha por aquel profesor quedó en el olvido por algunos de los estudiantes, y las respuestas de mis compañeros tampoco volvieron a expresarse en los hechos, ya que de forma consciente o inconsciente habían cambiado de parecer.
Algunos de los alumnos que trabajaron y estudiaron a la par, hundieron en la memoria aquel motivo que los llevó a estudiar derecho y se dedicaron de forma mecánica al trabajo de la abogacía. Algunos otros decidieron formar parte de actividades políticas que los llevaron a actuar según el modelo clásico del abogado en la sociedad: el que roba, estafa o corrompe.
Otros, de forma consciente y tras momentos de reflexión, originados quizá de dolorosas experiencias prácticas, se dieron cuenta de que la justicia que ellos creían, y que incluso, la misma universidad hace creer que forma parte de la realidad, no es palpable.
Finalmente, la gran mayoría de los jóvenes que solo se desenvolvieron en las aulas, salieron de la facultad sabiendo como testigos de oídas que estaban por enfrentarse a un sistema jurídico viciado que estaban dispuestos a vencer. ¡Buena suerte a todos ellos!
Casos más drásticos son aquellas personas dedicadas a la literatura, la filosofía y otras ciencias sociales que comenzaron estudiando derecho y con el tiempo, decidieron estudiar alguna otra cosa al considerar que la carrera de leyes era una burla y hasta cierto punto perniciosa e inútil.
Como pasante de derecho y futura abogada estoy consciente de la realidad del sistema de justicia mexicano… de lo utópico e infernal que puede llegar a ser, sin embargo, considero que esa chispa del estudiante de leyes que concibe al derecho como la herramienta pilar de la justicia, o que al menos, puede  hacer que las cosas mejoren no debe abandonarnos jamás.
Quizá, aquellos que amamos el derecho nunca alcanzaremos la anhelada justicia, quizá nuestra causa siempre estará perdida…pero sigamos al pie del cañón, luchando por lo que quizá nunca será.


jueves, 18 de julio de 2013

Los abogados en el cine ¿buenos o malos?


No es de extrañar que el cine, incluso el de animación vea en los abogados a unos seres despreciables, dispuestos a todo si es que se les llega al precio, ciertamente los courtroom drama a veces nos presentan algunos abogados que se desisten e incluso llegan actos de heroísmo, como en Justicia para todos (Norman Jewison, 1979), es más, resulta rentable mostrar a través del cine la transformación del abogado codicioso en un abogado altruísta como en El defensor (Brad Furman, 2011), pero lo cierto es que en el imaginario popular el abogado sea una clase de persona que no piensa en los demás sino en sí mismo:
 
En la película de dibujos animados Bee movie (Simon J. Smith y Steve Hickner, 2007) una abeja que simboliza las expectativas y anhelos humanos, rompe las reglas y comienza a comunicarse con ellos, se da cuenta de la explotación laboral que viven los de su clase y se propone llevar el asunto ante los tribunales siendo él mismo el abogado, el caso se gana pero eso atrae una consecuencia negativa para el ecosistema pues se termina parte de la polinización, las abejas tendrán que regresar al trabajo pero ahora habrán ganado reconocimiento y derechos. La abeja abogado monta su despacho para atender otros animales en la misma situación.

En la siguiente escena una vaca se queja de explotación, lo interesante es la frase que el socio de la abeja dirá a la vaca: