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miércoles, 17 de febrero de 2010

Razón de Estado y razón de justicia: A propósito de Batman, el caballero de la noche




Una producción compleja en todos los sentidos, no se puede perder una escena pues se corre el riesgo de perder la trama. Son tantos los simbolismos implícitos en la película que haría pensar que tal vez es uno mismo el que los crea, aun así, sería un gran logro del director, y sobre todo del guionista, el crear estos espacios que mueven a la reflexión. En su momento la saga Matrix generó una polémica similar, pues se decía que sus directores no tenían la capacidad requerida para filosofar, y por tanto no podíamos considerar el film como una teoría o parámetro epistemológico , lo cierto es que nos hizo pensar y con Batman, The Dark Knight sucede algo similar.

Llama poderosamente la atención el juego de co-responsabilidades, nadie es totalmente bueno, ni nadie es totalmente malo; de hecho, el que se creía más héroe será el villano inesperado. Constantemente el film nos lleva al dilema ético y las posibles respuestas parecen desconcertantes y plantean siempre un nuevo dilema, una especie de cinta de moëbius, una apuesta, una moneda con dos caras al inicio la misma cara pero en el desenlace una cara obscura y marcada por la tragedia y la otra la de la esperanza.

Todo comienza cuando un psicótico-anarquista irrumpe en una reunión de la mafia de ciudad Gótica para chantajear a aquellos delincuentes que considera inferiores por tener como único móvil el dinero, el personaje del Joker resulta muy atractivo desde el inicio pues representa la antinomia del héroe; los propios actores en sus discusiones en torno al guión lo ven como la representación del terrorismo, que a veces parece tener razones no tan comprensibles, y parece que ahí radica la fuerza de este villano, en no tener reglas (rules), en una ausencia de ética total, y aunque él mismo sume también el no tener planes, parece que esto no es tan certero, pues resulta que era él el que más había proyectado las cosas, juega con el sistema y se burla de él.

Ahora bien, el Joker intentará convencer a los mafiosos que es necesario destruir a Batman pues éste representa el orden, es la imagen que unifica a la comunidad de ciudad Gótica. Al final de la historia el villano le confesará a Batman que entendió que no debía destruirlo pues era necesaria la dualidad entre el caos que él representaba y el orden que Batman significaba.

Para lograr atrapar a Batman, el Joker pone en crisis todo el sistema con una serie de asesinatos que llevan a echar abajo un exitoso juicio que pondría fuera de circulación a todos los maleantes de la ciudad, este juicio había sido orquestado por el Fiscal del Distrito, Harvey Dent; a quien Batman pretende dejarle la responsabilidad de convertirse en la figura del orden; parece que la aprehensión de los mafiosos traerá también consecuencias negativas para el sistema según se deduce de argumentos que da el propio alcalde de la ciudad, como si hubiera que simular que el sistema debe imponer el orden, pero no del todo porque si no se terminaría su razón de existir.

Batman se ve comprometido a entregarse porque no pueden detener al Joker, pero en el fondo se está tramando un modo de engañarlo para poderlo a trapar, para ello se alían Batman, el Fiscal y el jefe de la policía (ahora comisario); el segundo tiene una conferencia de prensa en la que justifica la existencia de Batman que si bien “está más allá de la ley” y tiene su propia jurisdicción, no puede ser entregado al Joker, simplemente porque no es ético condenar a un hombre (que además representa algo en esa comunidad) para frenar a un delincuente; Harvey se hace pasar por Batman y así atrapan al Joker; pero esto estaba planeado porque cuando todos festejan el triunfo la historia da un vuelco, el Joker ha secuestrado a Harvey y a la novia de éste, que por cierto era la pareja sentimental de Bruce Wayne quien espera volver con ella cuando deje de ser Batman.

El Joker es interrogado por Batman a expensas de la policía, el héroe es llevado a un dilema ético, se entera del secuestro y para obtener la información sobre el paradero de los secuestrados tiene que violar “su única norma fija” y tortura al Joker hasta que obtiene la información, el Joker se siente feliz, ha logrado corromper al héroe. En las notas de producción Bale, quien interpreta a Batman, comenta que en la película varias veces “lo que se plantea es la cuestión de si se pueden forzar las normas sin quebrantarlas.”

Como resultado de la treta del Joker, muere Rachel Dawes, novia del fiscal y el amor de Bruce Wayne, quien sigue pensando volver con ella, aunque ella ha decidido quedarse con Harvey, el fiscal sigue vivo pero su rostro se quema de un lado, esto último, aunado a la muerte de su prometida, suscitan las sugerentes palabras del Joker que llevan a Harvey a convertirse en un villano, Dos Caras; en el fondo subyace una metáfora, Harvey era el héroe occidental que domina sobre el destino, que decide hacer el bien, lleva siempre una moneda con dos caras iguales, porque fingiendo dejarlo todo a la suerte, él siempre decidirá por el bien. Después del incendio que le marcó el rostro, su moneda queda también marcada, ahora tiene dos opciones, ahora también puede hacer el mal.

Batman se enfrenta a este nuevo villano y lo vence, el comisionado Gordón dice que aun así ha ganado el Joker porque logró hacer del mejor hombre el peor. Pero esto no tendrá porque saberlo ciudad Gótica que necesita ser premiada no con la verdad sino con la confirmación de sus creencias, básicamente habrá que seguir sustentando y nutriendo la ficción, para ello debe sacrificarse Batman que más allá de ser un héroe, es un vigilante oculto, que trabaja para el sistema, pero el sistema simulará que lo persigue y es el enemigo a vencer; Batman es capaz de resistir esta persecución porque conoce el mal, porque lo mueve la venganza y por tanto es el más apto para decidir cuándo utilizar la violencia a favor de ciudad Gótica, es el lado obscuro de la justicia, la razón de Estado que necesita del estado de excepción para poder obrar con rapidez y eficacia.

Por último habría que analizar la parte en la que el villano somete a “un experimento social” a dos grupos humanos, es un nuevo dilema ético: dos transbordadores navegan escapando de la posible catástrofe pero los dos llevan una bomba, tienen un tiempo límite para decidir, tienen que hacer volar la otra embarcación para vivir, si no lo hacen las dos embarcaciones explotarán. Para aderezar la decisión, en una de las embarcaciones van delincuentes, en la otra someten a votación la decisión y ganan los que quieren destruir a la otra nave, pero nadie se decide a apretar el botón; uno de los delincuentes también toma una decisión pide el detonador y lo lanza por la borda, el argumento, existe la buena voluntad de los otros porque hasta ahora no nos han destruido; los malos parecen buenos, los buenos no lo son tanto.

En estos tiempos que corren, donde la seguridad nacional puede implicar ciertas acciones no tan justas, se plantea la vieja paradoja de la razón de Estado, quién y qué justifica trastocar el orden, qué eminente peligro, qué terror puede hacer que se deje de lado el contrato social; pero la información sigue corriendo y la democracia exigiendo una transparencia total; entonces tendrán que ingeniarse nuevas justificaciones y nacer nuevos mitos, al final: la sociedad se merece algo más que la verdad ¿o no?.

Ficha técnica: The Dark Knight, Estados Unidos (2008), dirección: Christopher Nolan.
Referencia bibliográfica: WHITE Mark, y ARP, Robert, Batman and Philosophy: the dark knight of the soul, John Wiley, 2008.

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