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martes, 11 de marzo de 2014

Lego: el enésimo planteamiento sobre el formalismo




Para obtener el gobierno perfecto no basta la alienación y el control, deberían estar todos pegados en el lugar que deben ocupar. El Presidente Negocios, es un lider carismático y controlador obsesionado por la perfección, para obtenerla a logrado un golpe de Estado y dirigir la mayoría de empresas del universo Lego, además crea música, controla la televisión, los libros de historia, los sistemas de vigilancia, las maquinas de votación, y todos los productos lacteos y derivados del café. Los ciudadanos de Lego viven supuestamente felices teniendo control de su vida rutinaria la cual se ajusta a tarjetas que contienen las reglas que deben seguir en cada actividad, mientras son motivados por canciones optimistas, pero todo ese mundo ideal está por terminar porque la pequeña libertad con la que cuentan está en peligro, el dictador pretende utilizar pegamento para fijarlos a todos en el estado ideal en el que deberían estar y de ese modo poder evitar cualquier error. Sin embargo, una profesía se cierne sobre este universo, un hombre común y corriente terminará con el regimen totalitario y reivindicará a los "maestros constructores" aquellos líderes originarios capaces de sentar bases y crear en todo momento nuevas reglas, estos maestros serán guiados por el hombre de la profesía pero su individualismo y falta para trabajar en equipo serán las causas que momentáneamente frenen sus aspiraciones, no podrán lograr su objetivo sino logran además hacer que aquellos ciudadanos comunes rompan su rutina y comiencen a realizar cosas espontáneas, -lo que para algunos críticos supone un planteamiento anarquista-. Pues todas las anteriores tareas no logran tampoco el éxito de la empresa, pues al tener el Presidente de Negocios el control sobre las fuerzas del orden público controla las manifestaciones y las somete, de ese modo el héroe de la trama tendrá que convencer al Presidente que se desista de su intento de control total, haciéndole ver que también en el caos hay cierto orden y estética necesarios para los fines sociales.

Si esto es una película para un público infantil entonces el cine se está complicando demasiado, las consideraciones jurídico-políticas de Lego son altamente complejas y de difícil lectura, el director tal vez nos diga que solo buscaba entretener a los niños y no aburrir a los adultos, sin embargo, esta película viene a sumar a aquella cinematografía que desdobla realidades que plantea sistemas jurídico-políticos ideales al estilo de la Caverna platónica, donde la tentación por el control está presente muy al estilo orweliano, donde el orden jurídico es parodiado como un legalismo que sirve para disfrazar los verdaderos intereses de líderes e ilustrados, donde la autopoyesis social podría ser vista como anarquía pero quizá también como parte de la naturaleza humana, un cine matizado para un mundo colorido como el nuestro.



PS La película me recordó mucho aquella escena de Truman Show (Peter Weir, 1998) en la cual el director del programa y gran lider de ese mundo ideal, ordena que amanezca antes y todos tomen sus posiciones para la gran farsa y todos están quietos esperando la orden mientras el aire mueve sus ropas.